diumenge, 24 de juliol del 2011

Los pollos,3

Puede que sea la nostalgia la que me haga recordar, o puede que simplemente sea la madurez, el haber llegado a la mitad o…¿no es la mitad si no el final de mi vida?.
No se en que etapa me encuentro, ni tan siquiera se si me queda tiempo para traer todos mis recuerdos, lo que tengo claro es que quiero recordar, pues para mí es como volver a empezar, aunque solo sea en mi imaginación.
Intento llegar al principio, pero se agolpan todas mis vivencias de tal forma, que me resulta imposible darles un orden cronológico.
Amaneció con un hermoso sol que se refleja al fondo de ese fantástico mar de olivos, apenas corre una suave brisa moviendo lentamente las copadas ramas.
Pequeñita de  ensortijado cabello azabache y esa agilidad de la que solo los niños son poseedores, el emparrado de la puerta dibuja caprichosas sombras en las encaladas paredes de la casa, las gallinas corretean alegres ajenas a todo lo que no sea andar picoteando el grano, que su ama esparce cada mañana a la puerta del cortijo.
La niña tan ajena como las aves, juega  en el empedrado protegida  de todo lo amargo, que rodea  ese mundo aparentemente feliz.
-vamos Nana a desayunar, es su madre que la llama, pero nana está más absorta en sus juegos que en oirla
_Nana, repite  la voz, ¿no me oyes?
Si claro, que te oye, como no te va a oir, pero…encontró un gusano y tiene que investigar hasta donde puede llegar, antes de que llegue una gallina y se lo coma, porque está segura que los gusanos tambien tienen una mamá que los llama a desayunar y a comer, oh, que pesadas son las madres, siempre  tienen que molestar, para que comas, que te laves, que te vayas a la cama…siempre lo mismo, ya podrian dejarte sola ¿verdad nana?.
¡se acabó Nana¡ ven ¡ya¡
Se olvida de la lombriz y responde a la llamada
Venga sientate, y desayuna
jo,¿ porque tengo que sentarme?  no estoy cansada
Pero para comer, las niñas se sientan a la mesa,
¿todos se tienen que sentar para comer?
Claro cariño, si comes de pie, no te sentará bien y nunca te harás grande
Ah, responde con una picara sonrisa, esa risita que  Nana, pone cada vez que piensa en alguna de sus trastadas.
¡por fin¡ se acabó el desayuno
sigue jugando, entre las matas de lirios y  jazmines, que rodean la casa, solo espera el momento oportuno para correr hacia el establo, allí se lo pasa en grande, no entiende porque le regañan cada vez que va.
Lucero  come tranquilo la paja del pesebre, solo las gallinas y algunos polluelos, corretean por  el establo, nana va tras ellos, no puede consentir que se queden pequeños para siempre, para eso tienen que comer sentados y uno tras otro se va sentando a comer, a las ordenes de la niña, ¡que te sientes a comer!
Los pequeños polluelos forman una cadena desde el cobertizo hasta la casa.
Juan Juan¡ grita la madre, ven mira…no se que ha pasado pero todos los pollos están muertos uno tras otro.
Juan no puede contener la risa
¿y tu de que te ries? pregunta Sara
No nada, que…
Que, ¿Qué? dime no te calles ahora.
Pues verás Sara, mientras andaba en la huerta, me pareció oir a nana
A Nana? y que tiene que ver ella con los pollos?
Bueno…no se, pero…
Pero que? habla de una vez
Juan no puede contener la risa  y termina  diciendole a Sara lo que cree que ha ocurrido
Verás Sara, me pareció oir a Nana decir, que te sientes pa comer, que si no no te harás grande, jajajaja creo que estos no se hacen grandes seguro jajajaja
La madre, muy enfadada se dirige a Nana, ¿ves lo que has hecho? no has dejado ni un polluelo, como se te ocurre sentarlos?
Mami, yo solo quiero que se hagan grandes, y como tú dices que si no me siento para comer no creceré, pues…pero no te enfades, verás como ahora se sientan.
Sara la coge en brazos y no para de besarla, ¿Cómo le explica que solo las personas se sientan para comer?

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